El universo Matilde Bello
El año que cumplí los treinta viví dos momentos que, sin yo saberlo entonces, acabarían marcando un antes y un después en mi vida. El primero me permitió terminar mi primera novela, después de años batallando con sus personajes. No la publiqué entonces, ni creo que llegue a publicarla nunca, porque su cometido no era que viese la luz, sino que a través de ella yo pudiese desprenderme de todas las piedras que seguía cargando en mi mochila. Terminarla fue como una liberación que me permitió empezar a explorar otras historias, cerrando etapas y reinterpretando lo vivido hasta entonces.
El segundo acontecimiento destacable de aquel año fue descubrir internet. Al principio lo hice con la desconfianza que nos inspira todo lo nuevo, pero a medida que fui superando mis propias resistencias, fui abriéndome a un mundo que me obligaba a replantearme todo lo que había vivido hasta entonces.
Para una persona que amaba escribir largas cartas, poder hacerlo en formato e-mail recibiendo respuestas casi inmediatas, era lo más de lo más. Internet acabó poniendo patas arriba mi universo conocido y cambiando mi forma de escribir, de estudiar y de relacionarme con los demás. Pero no sería hasta dieciocho años después, en 2016, cuando me animaría a inmiscuirme en el mundo de los blogs.
Han pasado ocho años desde que empecé mi andadura por la blogosfera con Sinaptando, un blog que apenas ha alcanzado las 90.000 visitas en todo ese tiempo. A la hora de escribir y publicar mis posts no lo hago movida por la ambición de conseguir más seguidores ni más comentarios, sino por la necesidad de compartir aquello que escribo. Nunca he sido una persona popular ni me ha gustado codearme con mucha gente. He preferido las distancias cortas, los grupos reducidos, el poder hablar de tú a tú sin necesidad de recurrir a las máscaras ni al postureo. Y, en ese empeño mío de escribir para minorías, he obtenido recompensas impagables que me han motivado para seguir haciendo lo que hago.
Uno de esos premios fue descubrir el blog En voz baja, de Matilde Bello.
https://matildebello.com/mi-blog/
Matilde tiene el don de hacer magia con las palabras. Los personajes de sus tramas, al pasarlos por el filtro de sus letras, se hacen de carne y hueso, capaces de rozarnos con su sensibilidad y de poner nuestros propios mundos del revés al mostrarnos el suyo a golpe de locuacidad y poesía, como acostumbra a decir la propia Matilde.
Me enganché a sus letras, devorando cada uno de los posts que publicaba en su blog. Al principio eran relatos cortos, en prosa poética, con los que consiguió mostrarme otra forma de narrar, elevando las emociones a un nivel que sólo pueden rozar aquellos que han sentido la llamada del arte y lo sienten correr por sus venas y transpirar por cada uno de los poros de su piel. Luego llegaron sus personajes, que me atraparon con su autenticidad. Pero hubo uno que brilló muy por encima de los demás: una chica ciega de nacimiento que nos pasó a todos la mano por la cara y nos enseñó a sentir y a vivir como muy pocos que presumen de tener muy buena vista se atreven a hacerlo.
Lucía nació para un microrrelato, con el que Matilde participó en uno de los retos del blog El tintero de oro. Apenas le bastaron doscientas palabras para esbozar su personalidad, pero lo hizo de forma magistral y a todos nos supo a poco. Queríamos saber más de aquella Lucía que se ponía el mundo por montera y desmontaba con tanto desparpajo los argumentos de todo aquel que la contrariase. Y así fue como, tiempo después, Matilde nos presentó Lucía, Intuición.
En esta primera novela de Matilde no sólo podemos conocer en profundidad el personaje de Lucía, sino que, de su mano, nos adentramos en la vida de Lord Byron, un poeta muy peculiar con el que tiene en común esa necesidad de beberse la vida sin desperdiciar ni una sola gota.
La intuición es como un sexto sentido para Lucía, que le permite adelantarse a los acontecimientos, detectar qué puede esconderse detrás de cada silencio incómodo, de cada caricia rota. Pero, a su vez, también es un arma de doble filo que le provoca muchos quebraderos de cabeza cuando sus interpretaciones resultan erróneas y desembocan en discusiones con su madre, con su pareja, con sus compañeros de trabajo y con su mejor amiga, que es quien mejor la conoce.
Su apasionada forma de vivir la vida, yendo siempre de frente y a corazón descubierto, la lleva a esperar lo mismo de los demás, pero estos la decepcionan cuando siente que no la quieren como ella les quiere. No entiende que cada uno tiene su propia manera de lidiar con sus heridas y que a veces recurren a las mentiras piadosas por miedo a oírse a sí mismos verbalizando una verdad para la que aún no se sienten preparados.
Matilde no nos dio tiempo a reponernos tras el paso de la huracanada intuición de Lucía cuando nos anunció que preparaba la segunda parte de su historia: Lucía, Inspiración.
He disfrutado leyendo ambas novelas estos últimos días y, a modo de resumen, sólo se me ocurre decir que espero que Matilde nos regale una tercera entrega. Si con la primera nos dejó con el corazón partido (no voy a revelar el motivo, pues no quiero hacer spoiler), con el final de Lucía Inspiración, me ha dejado con ganas de descubrir al personaje de Ada Lovelace, la única hija legítima de Lord Byron y una mujer adelantada a su tiempo al ser considerada la primera programadora de computadores de la historia. Si tenemos en cuenta que vivió entre 1815 y 1852, hemos de reconocer que sus méritos son aún más notorios y que bien merece que se divulgue su historia.
Augusta Ada Byron, condesa de Lovelace. |
En Lucía Inspiración, nos encontramos a una protagonista que inicia su andadura por las páginas de este nuevo libro con cierta desgana y desconcierto. Se muestra perdida, desanimada e incluso se permite lo que nunca antes se había permitido: que su situación personal afecte a su rendimiento en el trabajo. Lucía ama lo que hace y se entrega en cuerpo y alma a sus guiones. No le importa sacrificar parte de su tiempo libre para poder entregarlos a tiempo, pero empieza a cometer errores, a despistarse y a poner en peligro el trabajo de todo su equipo. Con su madre y con su mejor amiga marca distancias que llegan a parecer insalvables y con algún compañero de trabajo llegar a tener sentimientos contradictorios. No sabe dónde navega ni tiene claro lo que quiere. O sí lo sabe, porque su intuición no deja de darle pistas que ella se empeña en no seguir, haciendo justo lo contrario. Y después se arrepiente, cuando comprende que su situación aún ha empeorado más. Pero lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás. ¿O sí?
En esta segunda parte nos toparemos con una Lucía que va madurando a base de tropezones y que consigue volver a brillar con más intensidad, si cabe, de cómo lo hacía en la primera entrega de sus aventuras.
Ante Matilde Bello me quito el sombrero. Estoy convencida de que estas dos novelas sobre Lucía, junto a su primer libro de prosa poética, Desde el salón de mi alma, que ahora está disponible en el sistema digital Daisy de la Once, sólo son el aperitivo de lo mucho y bueno que está por llegar.
Con sus letras he reído y he llorado a partes iguales. Me he emocionado con sus diálogos y he aprendido algo útil en cada uno de sus capítulos. Matilde tiene infinidad de frases de esas que intentas grabarte a fuego para no olvidarlas porque intuyes que, en algún momento de oscuridad, te van a ayudar a encontrar la luz.
Para mí es un privilegio haber descubierto a Matilde. Es una de esas personas que han nacido para brillar con luz propia, sirviéndonos de faro a las que nos movemos entre las tinieblas.
Estrella Pisa
Podéis encontrar los libros de Matilde Bello en los siguientes enlaces:
https://matildebello.com/desde-el-salon-de-mi-alma-accesible-para-invidentes/
https://www.amazon.es/Lucía-Intuición-Matilde-Bello-Orozco/dp/B09TN34VM8
https://www.amazon.es/Lucía-Inspiración-Matilde-Bello-Orozco/dp/B0BW2SDGCP
Querida Estrella
ResponEliminaYo también era de las que escribía largas cartas manuscritas cuando la comunicación epistolar era la única posible entre dos personas que querían mantener contacto en la distancia. Supongo que la escritura, en cualquiera de sus registros, ha sido siempre mi más fiel y leal compañera.
Tu forma de comprender la personalidad de Lucía y el resto de personajes de la bilogía me ha cautivado. Ese sexto sentido y ese entendimiento de la psique humana que siempre has transmitido con tanta profesionalidad y calidez en tus posts sobre psicología, lo trasladas al mundo de la literatura y haces una lectura tan exacta de los personajes que de verdad parecen conocidos tuyos de toda la vida.
A través de algunas lecturas conjuntas que he organizado he podido saber que el personaje de Javi, en algunas ocasiones, no se ha entendido (no quiero dar detalles para no hacer spoiler) pero tú lo has interpretado, por las cosas que dices, tal cual yo lo concebí.
Por no hablar de Lucía, a quien has hecho una autopsia totalmente certera y has dado a su conducta en la segunda parte la explicación exacta.
De momento no habrá tercera entrega, Estrella. Estoy empezando una nueva novela en un registro totalmente diferente, pero no digo que algún día, si el cuerpo me lo pide, vuelva a encontrarme con Lucía, con cuyo personaje siempre me sentiré en deuda por todo lo que me ha dado y por lo bien que me sentó crearlo.
¡Qué puedo decir, Estrella!
Con este repaso a nuestra “relación digital”, que algún día tendremos que resolver con un buen café y sobremesa, has hecho una reseña que va mucho más allá de lo convencional. Una reseña que me ha emocionado profundamente y que te agradezco de todo corazón. Por supuesto, y con tu permiso, compartiré con mi pequeño universo de conocidos y amigos.
Para una persona como yo, de espíritu introvertido, no precisamente bien dotada para las relaciones sociales y con el silencio como especial aliado, encontrarse gente tan auténtica al otro lado, tan sensible y tan de verdad como tú, es todo un regalazo.
¡Gracias, Estrella!
Hola Matilde,
EliminaMe alegra muchísimo que la reseña te haya gustado. Siempre que escribo sobre algún libro lo hago con miedo a decepcionar a su autor o autora. Porque el libro que leemos no tiene por qué ser el mismo que el libro que su autor o autora han escrito. Una misma historia puede tener tantas versiones como lectores la han leído y esto es así porque interpretamos lo que leemos en función de lo que hemos vivido antes. Incluso un mismo libro, leído varias veces por un mismo lector, le provocará sensaciones muy diferentes. Eso es lo bueno de la literatura y de otras artes, que no se rigen por normas de todo o nada como las matemáticas, sino que en su interpretación caben todos los matices. Un libro no es lo que encontramos escrito en sus páginas sino lo que cada una de esas páginas son capaces de provocarnos a cada uno de sus lectores.
Tus libros son como una bocanada de aire fresco.
Espero con ansia esa nueva novela en la que estás trabajando.
Un abrazo enorme, enorme.
Hola Estrella, Matilde tiene un alma sana que conecta y transmite todo lo que escribe. Sin duda su blog es todo un universo que no deja indiferente. Precioso homenaje reseña. Un abrazo
ResponEliminaHola Núria,
EliminaMe alegra que tú también hayas conectado con el universo de Matilde. Es una persona muy especial y una grandísima escritora.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella.
ResponEliminaDespués de leer tu publicación no tengo dudas para seguir a una persona con tanta sensibilidad y talento como Matilde Bello. Gracias por acercarla.
Un enorme abrazo :-)
Hola Miguel,
EliminaEstoy convencida de que las letras de Matilde te atraparán igual que me atraparon a mí. Su blog es una joya y la bilogía de Lucía todo un descubrimiento para los sentidos.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias a los que habéis entrado a comentar la reseña de Estrella. Me siento, como dice Nuria, como si me hubieran hecho un homenaje sin merecerlo. Gracias de nuevo, Estrella.
ResponEliminaGracias a ti, Matilde. Por enseñarnos tanto y tan bueno. Y, que te quede muy claro, que te mereces cada palabra de la reseña y muchas más. Yo no escribo lo que escribo para quedar bien con nadie. Sólo escribo y digo lo que siento. Y, cuando no lo siento, prefiero callar y no escribir.
EliminaUn abrazo enorme y mucho éxito en la feria de Sabadell.